Trump revierte las reglas de la era Biden sobre las fundiciones de cobre

Por Jarrett Renshaw y Ernest Scheyder

WASHINGTON (Reuters) – El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, revocó el viernes una norma sobre contaminación del garbo de la era Biden que había impuesto límites más estrictos a las emisiones de las fundiciones de cobre.

La norma sobre el cobre, finalizada en mayo de 2024, exigía que las fundiciones redujeran los contaminantes, incluidos plomo, arsénico, mercurio, benceno y dioxinas, según las normas federales actualizadas sobre el garbo.

La proclamación de Trump otorga una exención de cumplimiento de dos abriles para las fuentes estacionarias afectadas, lo que, según la Casa Blanca, ayudaría a promover la seguridad minera estadounidense al dominar las cargas regulatorias sobre los productores nacionales de cobre.

“Imponer estos requisitos a una industria franquista tan limitada y ya tensa corre el peligro de acelerar nuevos cierres, debilitar la almohadilla industrial de la nación, socavar la independencia minera y aumentar la dependencia de la capacidad de procesamiento controlada por el extranjero”, dijo la Casa Blanca al anunciar los cambios.

La proclamación hacía narración específica a las dos únicas fundiciones de cobre en Estados Unidos, una operada por Freeport-McMoRan y la otra por Rio Tinto. Dijo que la orden se aplicaría a la fundición de Freeport, pero no estaba claro de inmediato cómo afectaría a las instalaciones de Rio Tinto.

Las dos empresas no respondieron de inmediato a una solicitud de comentarios.

Trump firmó una orden ejecutiva a principios de este año que identificaba al cobre como un material crítico para la defensa, la infraestructura y las tecnologías emergentes, incluidas las energías limpias y los vehículos eléctricos.

Condujo a una investigación de la Sección 232 para determinar si las importaciones de cobre amenazan la seguridad franquista de Estados Unidos, particularmente conveniente a la dependencia de un pequeño número de proveedores extranjeros.

Tras la revisión, la sucursal impuso un tasa del 50% a cierto cobre importado y ordenó que un porcentaje cada vez longevo de chatarra de cobre de reincorporación calidad producida en Estados Unidos se vendiera en el país.

(Reporte de Jasper Ward; Editado por Costas Pitas, Sam Holmes y Tom Hogue)